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jueves, 19 de septiembre de 2024

GENERACIONES

 

Cuesta bastante encontrar la aceituna en medio de esta ensalada de realidades paralelas que vivimos, cada vez es más difícil elegir y eso lo sabéis bien porque os habéis vuelto locos escogiendo una peli en el listado de una plataforma. Lo peor es descubrir que las opciones que me enseñaron ya no valen una mierda y mi cultura se ha ido al cuerno, me vale a mi pero el resto del mundo me mira como si hubiese visto un ovni. Me tengo que reír porque la cosa me supera, no entiendo nada de nada y todo me parece una gilipollez. No tengo hijos, mis sobrinos sintonizan otra onda y los sobrinietos que han fabricado parece que vienen de otra galaxia. A mi nunca me ha entendido nadie, incluso la Rubia tiene que hacer juegos malabares para tragarse mis neuras.


Tampoco hay que asustarse, ser raro no significa ser intratable incluso genéticamente destaco ya que soy el único tonto conocido en la historia de mis dos ramas familiares diagnosticado de esclerosis múltiple. Mis cromosomas están muy relajados ya que al no haberlos transmitido no van a causar problemas a una descendencia inexistente. Desde que conozco la enfermedad siempre me he preguntado porque demonios me la he pillado, me resultó curiosa la teoría de la latitud que dice que cuanto más al norte más frecuente es la incidencia, yo vivo en el País Vasco pero es que me diseñaron y montaron mucho más arriba del mapa en pleno centro de Alemania. Puede ser que me la trajera de allí importada de extranjis y programada para que se pusiera en marcha más tarde de lo corriente, en fin, los médicos no tienen la menor idea de donde ni porque aparece la bicha así que tendré que quedarme con su observación.


Poder observar en directo a varias generaciones dando la caña es un pequeño privilegio que solo tiene una pega, el punto de vista siempre va a estar contaminado por las paranoias que me inculcaron. El grupo que dio origen a mi banda personal hace tiempo que inició la huida y ya van quedando pocos, yo y mis compinches vamos calentando los motores del parque móvil fúnebre y advierto que somos ciento y la madre, va a faltar terreno para ampliar los cementerios. Recuerdo perfectamente cuando mis mayores no entendían una mierda lo que hacíamos y maquinábamos, la generación siguiente a la mía está ahora en ese mismo punto con sus familias a punto de caramelo. Han fabricado unos nenes que son una preciosidad y nos vuelven locos a todos, es todo un palo que yo ya tenga la condición de extraterrestre en esa feria, siento un poco de pena porque no saben el descomunal marrón que van a heredar.


Son esos adorables peques y el futuro que les estamos robando los que me incitan a dar la chapa con estos temas, no soy ningún viejo chocho. Estoy al borde de los sesenta, soy un privilegiado frente a mi padre que se fue antes de la cincuentena mientras que mi madre aguantó hasta no hace mucho y superó los ochenta, ya me gustaría ganarle la partida. Claro que tengo un clavo en el zapato pero la hijaputa de la esclerosis jode la vida por la mitad aunque no acostumbra a asesinar, normalmente se casca por otra cosa pero seguro que pone su granito de arena. Aquí está esa obsesión de esconder los años que atribuimos siempre a las mujeres y luego resulta que los tíos vamos de machos ibéricos jóvenes y lozanos escondiendo la barriga cervecera y un dni que acumula renovaciones a saco. La edad real no se ve a simple vista, está en la mente y es jodido afirmarlo cuando mi masa encefálica alberga una avería del copón.


Supongo que a todo quisqui, de todas las épocas, le han surgido estas reflexiones construidas a la medida de su cultura. Ahora la peña no estamos para muchos pensamientos, nos han inyectado tantas gaitas que no tenemos tiempo casi ni para ir a mear. Si, he vivido tiempos más relajados pero el personal también se perdía en laberintos distintos a los actuales, el porcentaje de idiotas era exactamente igual a la estadística moderna. No penséis que estoy por encima del sistema, varios momentos de mi vida hubiesen merecido una pedrada de las gordas en el cráneo, ahora socialmente soy un cero a la izquierda y a los que curráis os cuesto una pasta que me gasto en las mismas chorradas que compráis vosotros.


Está bien echar una miradita al rebaño de vez en cuando, lo malo es salir a la calle y darme cuenta de que la mayoría del personal está perdidísimo. Es gracioso porque aunque me eche las manos a la cabeza resulta que estoy dentro del redil y me codeo con toda la fauna lista para llevar al matadero. Llama poderosamente la atención la enorme chulería y prepotencia de ciertos sectores sociales que además se jactan y se sienten todo orgullosos de joder la vida a los demás. Se van a morir también y les va a dar lo mismo que los entierren en caja de oro que si los echan al vertedero, la naturaleza nos hace totalmente iguales al principio y al final.


Me pone del hígado la poca seriedad que se puede ver hoy en día, lo jodido es que también meto la gamba como cualquier paisano y contribuyo activamente a machacar la sociedad. Como ya he dicho he vivido tiempos más pausados, normalmente siendo joven la vida es más agradable y siendo niño es vivir en la gloria. Como todas las sociedades de la historia cuando sus ciudadanos se acomodan el casco del barco se llena de agujeros y termina yéndose a pique, todavía nuestro titanic acaba de darse la hostia contra el iceberg y no le ha entrado mucha agua, los peces de las profundidades miran esperanzados la enorme cantidad de comida que les va a caer encima.


Bueno, la vida hay que vivirla y aunque nos ponga obstáculos de los gordos siempre resulta una maravilla. La enfermedad desagradable se puede sobrellevar, la estupidez y la maldad son la epidemia moderna que carece de vacuna y nos va a llevar a todos al agujero. La primera la tengo en nómina, la segunda no está en mi mano valorarla y para la tercera nunca he sido malo pero no aprobé la oposición a angelito de la guarda. Al final el escepticismo siempre se abre paso, creo que he conseguido contenerlo a base de cachondeo aunque el embalse repleto ha estado a punto de desbordarse.



Está clarísimo que lo mío es comerme la cabeza además a trozos

gordos. Descubrir que ya no me funcionan las actualizaciones es

como mirar a mi móvil que con cuatro años de antigüedad rinde

ya menos que un telégrafo, funciona pero el 4g de los cojones es

como una bola de demolición.


De todas maneras tal y como está el ambiente no se si vale la pena

modernizarse. Los hijoputas de los fondos se han apropiado de toda

la cultura dejándola esterilizada y ademas pretenden que la volvamos

a comprar, debidamente censurada claro.


El planeta va a seguir dando vueltas, lleva miles de millones de años

haciéndolo y no va a dejar la tarea incluso cuando seamos un puñado

de polvo. Nosotros vamos a durar un par de minutos en la evolución

y nos creemos los reyes del mambo, en realidad somos idiotas.


Que fuerte sería poder volver al pasado sabiendo lo que sabes, habrá

que consultar a la prota de la animación que nos de la receta maravillosa

que rejuvenece y pone cachas... personalmente no la usaría.


(Pulsar par ver "Rejuvenation")

 


 

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