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domingo, 21 de abril de 2024

LIMITAR

 

Llevo un cierto tiempo bastante mosca con las tonterías que circulan por mi descacharrado cerebro, quizás la decisión que tomé en su día de modular mi exposición al mundo digital e informativo esté dando sus frutos. Es bastante habitual en mi vida intentar reconstruir mis manías y comportamientos, muchas veces no funciona y vuelvo a los antiguos establos pero otras la verdad es que no me han salido mal. Mis últimos post todavía suenan con la sintonía de negatividad habitual, la novedad es que cada vez me estaba sintiendo más incómodo al terminarlos. La Rubia me dice que me ve perdido y creo que no le falta razón, alterar las costumbres causa que haya momentos que te quedes como alelado. El cuerpo además no me está acompañando y es que las rodillas las tengo hechas puré, la ataxia que sufro desde mi brote catastrófico hace casi una década les ha sacudido una buena hostia y actualmente el equilibrio también se me está yendo al cuerno.


Poner en orden la cabeza es un trabajo duro, ya me ha tocado varias veces a lo largo de mi vida y se como funciona aunque ahora mi cerebro se ha vuelto un poco más lentorro. Es curioso, todo lo que asimilé antes del brote está fresco como una lechuga y después tenía que utilizar un martillo pilón para fijar algo en la memoria. Afortunadamente las neuronas han ido mejorando bastante pero si noto que pierden algo de aceite, sin la esclerosis tenía más facilidad. Puede que ese bache cognitivo también haya alterado mis costumbres de establecer rutinas y no es ningún secreto que internet llena muchísimo tiempo libre que a mi me sobra a paladas. Yo la verdad es que soy más de trastear con los cacharros que de implicarme en discusiones fantásticas en la red aparte que como ha sucedido toda mi vida no cojo los hilos ni de coña, por eso muchas veces parece que no presto atención.


Conocerse a uno mismo es un trabajo complicado y además aunque tenga claros los detalles me resulta casi imposible explicarlos porque para mi son como los sentimientos. Buscar culpables es la tradición popular favorita y todo el mundo trata de escaquearse de sus responsabilidades cuando le pasa algo así que si hace falta se apuntan a la excusa más peregrina. Hoy en día la inundación de información disponible en vez de facilitarnos las cosas lo que hace realmente es desconcertarnos, mirad lo que os pasa cuando queréis elegir una película en los menús de vuestras plataformas. La prisa y la ingente oferta de consumo es capaz de doblar al más pintado, no me causa sorpresa que a la gente se le vaya la olla y cada hora que pasa caen a docenas, es muy probable que yo haya estado en ese agujero unas cuantas veces.


Todos tenemos opiniones para todo y hacemos con ellas lo que nos sale de... ahí, a medida que cumples años te vas dando cuenta de que a veces es más sano tener la boquita cerrada. La actualidad está orientada a que la gente esté enfadada y molesta, ya sabéis, todo está fatal y hacerme caso a mi que los demás son unos verduleros. Dicho en lenguaje moderno lo que la sociedad inserta en las personas es únicamente la búsqueda de casito, por eso es tan difícil entenderlas bien porque no sabes si son ellos mismos o están de postureo, no entiendo como el teatro está en una crisis tan profunda. No deja de ser divertido ver como la gente hace muchas veces un ridículo espantoso y además se ríe, quizás los de mi generación todavía nos educamos la mayoría en el “que dirán” y las vergüenzas nos impidan a muchos exhibirnos.


Llegué a la conclusión de que la brutal ofensiva mediática y digital ya me estaba afectando demasiado y por eso decidí hacer algunas restricciones. Desengancharse de todo es imposible y además se necesita tener cierta información para poder desenvolverte en tu entorno sin parecer idiota. Si el mundo me gusta o no es una duda un poco desaliñada, diga lo que diga no hay otro con el que comparar. Las redes son muy agresivas y no facilitan mucho el trabajo de ponerles límites, de hecho tienen muchas cosas que no se pueden configurar y otras tantas opciones que no puedes siquiera llegar a entender. Nadie monta esos saraos por amor al arte y creo que los administradores se han vuelto majaretas por la inesperada repercusión que han tenido, peor es la importancia que la gente les ha dado especialmente los jóvenes. Amigos míos, muchos de vosotros habéis conocido a vuestros bisabuelos y tener en cuenta que en algún período de su vida no podían ni encender la luz por ausencia de electricidad y mucho menos jamarse el tarro con nuestras idioteces liberales actuales.


Que mi visión del mundo está condicionada por todas las barbaridades de los medios y redes ni se discute, tanta contaminación impide ver las cosas de manera serena. Se pueden limitar las redes sociales ajustando las cuentas seguidas y bloqueando temas y palabras, también te liberas no conectando ciertos canales de televisión, emisoras de radio y pasando de la prensa. Algo siempre hay que picar y yo puedo aconsejar el teletexto por su simplicidad aparte que no roba nada de tiempo aunque ojito con el canal elegido. Se ha creado tal desconfianza que hay mucha peña con miedo atroz a salir a la calle. Las películas y las series tampoco es que ayuden mucho y la carencia de cultura provoca que muchos individuos tomen las tramas como algo real. Sentarse tranquilamente en el sofá es uno de los mejores remedios para sobrellevar tanta idiotez, aceptas que te pinten el mundo mientras tienes un pincel en la mano.


Haga lo que haga se que el mundo va a ir a su bola y que no puedo cambiarlo fabricando una sociedad a mi medida. Algunos piensan que si lo pueden hacer y no dudan en pisotear a cualquiera para vivir una realidad que no les va a aguantar mucho tiempo y además la van a heredar otros colegas tan idiotas como ellos que no dudarán un minuto en joderla un poco más. No son tonterías, las cosas han ocurrido así desde el día en el que bajamos de los árboles, ahora nos disfrazamos un poco con la ética pero seguimos tan cabrones como entonces. Vivir a la defensiva es el único remedio que tenemos hasta que llegue el personal empuñando dagas malayas.


Es todo un desafío saber como actuar hoy en día compartiendo cosas

con el entorno. A nada te tildan de imbécil y si no bailas su música más

o menos que te den, es muy cutre lo intolerantes que nos hemos vuelto.


En cuanto hemos dispuesto de un medio donde podemos publicar barbaridades

sin tener que dar la cara nos hemos vuelto gilipollas y encima nos quejamos

porque nos acosan, me pregunto que cojones hacemos ahí metidos.


A mi me afectan estas cosas porque no son más que revolver en la basura.

Hemos elevado a héroes a los amargados del bar que sueltan sus tontunas

a última hora todo borrachos y ahí se acabó. Ahora se queda todo grabado

en un timeline a disposición de cualquier capullo.


A medida que pasan los días resulta que cada vez es más evidente que

hay una especie de mano negra que nos quiere formatear a su antojo

y transformarnos en una especie de zombies. Pues bueno, aquí podéis

ver que hasta los zombies pueden hacer sus cositas.


(Pulsar aquí para ver "Dead friends")





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